ETICA versus POLITICA EN LA INTERRUPCION VOLUNTARIA DEL EMBARAZO.

Por

YANETH MARTINEZ R.

“Si nos preguntamos bajo que circunstancias

hacemos consideraciones éticas, o si reflexionamos

sobre las circunstancias bajo las cuales sostenemos que las

consideraciones éticas son apropiadas,

encontramos que lo hacemos

cuando estamos interesados en las consecuencias de las acciones

de algunos seres humanos sobre otros seres humanos”

Humberto Maturana

¿CUALES SON LOS ANHELOS DE VIDA QUE TENEMOS LAS MUJERES?

Avanza el siglo XXI y con él los ideales que hemos venido construyendo las mujeres, desde un Ser Humano físico,

biológico, psíquico, cultural, social e histórico, inmerso en un medio ambiente con el cual interactúa y crea con otros

Seres Humanos, la cultura planetaria, centrada en ampliar las opciones humanas que permita el flujo plural de la

diversidad, desde la singularidad, la autonomía, la apertura mental, el respeto a la diferencia, la inclusión, como premisas

que faculten la construcción de una sociedad más equitativa, con voluntad de ejercer ciudadanía verdaderamente

democrática.

Para el logro de estas aspiraciones, tenemos que centrarnos en el aspecto ético que va muy ligado al fenómeno social de

las ideologías vigentes, todo grupo social está identificado por una historia cultural que lo caracteriza proporcionándole un

sistema de representaciones mentales y un acumulado de significaciones desde los cuales la persona se percibe en el

mundo y percibe la realidad. Este conjunto de creencias e ideas no son estáticas, son dinámicas producto del movimiento

y desarrollo histórico (están condicionadas por el tiempo–espacio-circunstancias-hechos-interacciones-desarrollo

de la ciencia y el pensamiento) en la medida en que los seres humanos descubren, conocen y desarrollan nuevas formas y

normas de convivencia en relación con sus intereses, aspiraciones, e ideales ligados a sus condiciones de existencia se

agitan contradicciones internas que nos permiten impulsar nuevas formas de discusión e integración a escala local,

nacional e internacional cercana a la realidad concreta de grupos de población que buscan mejorar sus condiciones de

vida.

Si partimos de la reflexión anterior y de los avances en el ejercicio de los Derechos Humanos por parte de las mujeres

tanto en los contenidos de los Derechos como de las dimensiones en las que se ejercen las libertades antes no valoradas

como la Sexualidad y la Reproducción, nos encontramos con limitaciones culturales en los espacios de la ética o la

1 Magíster en Desarrollo Social. Directora Fundación CEDESOCIAL, Barranquilla.

2 La Objetividad, un argumento para obligar, Ed Dolmen, Santiago, Chile, 1997. Pag 100

moral que rigen las decisiones de cada mujer, que la culpabilizan y lastiman en su salud integral, especialmente frente a la

penalización absoluta del aborto.

A sabiendas que cientos de mujeres, en nuestro país, cada año se ven forzadas por circunstancias múltiples y variadas e

insuperables de diferente orden (violación, ignorancia, incesto, malformaciones, falta de métodos o acceso de suministro,

peligro para su vida o salud, situación de extrema pobreza, abandono, vergüenza social, entre otros) adoptan la decisión de

abortar en condiciones indignas, justamente para aspirar a una vida digna.

Colombia, junto con Chile y El Salvador, son los únicos tres países de América Latina en los cuales la interrupción

voluntaria del embarazo esta prohibida bajo cualquier circunstancia. Solo 0.4% de la población mundial vive en países

donde el aborto esta absolutamente prohibido. Del total de embarazos en Colombia, 24% terminan en aborto y 26% en

nacimientos no deseados, es decir que el 50% de los embarazos no son deseados.3

Son interesantes estas estadísticas (2002) y analizar la continua e interminable violencia desde nuestros espacios privados

(violencia intrafamiliar) hasta nuestro estado actual de conflicto armado e inseguridad. Observemos algunas reflexiones

que expresó Bibiana Restrepo, filósofa e investigadora feminista.4

moral que rigen las decisiones de cada mujer, que la culpabilizan y lastiman en su salud integral, especialmente frente a la

penalización absoluta del aborto.

A sabiendas que cientos de mujeres, en nuestro país, cada año se ven forzadas por circunstancias múltiples y variadas e

insuperables de diferente orden (violación, ignorancia, incesto, malformaciones, falta de métodos o acceso de suministro,

peligro para su vida o salud, situación de extrema pobreza, abandono, vergüenza social, entre otros) adoptan la decisión de

abortar en condiciones indignas, justamente para aspirar a una vida digna.

Colombia, junto con Chile y El Salvador, son los únicos tres países de América Latina en los cuales la interrupción

voluntaria del embarazo esta prohibida bajo cualquier circunstancia. Solo 0.4% de la población mundial vive en países

donde el aborto esta absolutamente prohibido. Del total de embarazos en Colombia, 24% terminan en aborto y 26% en

nacimientos no deseados, es decir que el 50% de los embarazos no son deseados.3

Son interesantes estas estadísticas (2002) y analizar la continua e interminable violencia desde nuestros espacios privados

(violencia intrafamiliar) hasta nuestro estado actual de conflicto armado e inseguridad. Observemos algunas reflexiones

que expresó Bibiana Restrepo, filósofa e investigadora feminista.4

 

“El reconocimiento es una noción ética que significa que los seres humanos y humanas existimos en la medida en que otros-

otras confirmen y estimen esa existencia. Es entonces en la mirada del otro-otra donde adquirimos nombre y lugar en el

mundo, los hijos y las hijas del deseo tienen un nombre, un lugar y son entonces reconocidos como posibles existentes, con

consecuencias favorables para su desarrollo como afecto, pertenencia, identidad, protección, seguridad, apoyo, entre otras,

mas adelante señala, “La vida de los hijos o hijas tiene valor desde una lógica previa que consiste en desear una existencia

para si y para los otros y otras que lo esperan, lo cual garantiza a ese nuevo ser un lugar y un nombre, donde su dignidad esta

instituida y no depende únicamente de la legislación bajo la cual nazca. En consecuencia una mujer, un hombre, una pareja y

una familia tiene como principal derecho elegir y las elecciones son actos conscientes y voluntarios donde el ejercicio de la

libertad se pone a prueba, no elegir y tener que aceptar es negar nuestra condición de seres en construcción de autonomía, por

lo tanto decisión, elección y reconocimiento son instituyentes de la vida propia, de la vida para vivir y no para obedecer o

simplemente aceptar. Ser padre y ser madre no tiene que seguir siendo la aceptación perce de este hecho común un

imperativo social, tiene que ser por el contrario un acto de DESEO, UN ACTO DE LIBERTAD, UN ACTO DE

ELECCION donde sea posible no solo garantizar una vida digna y feliz para otro-otra para si mismos”.

 

 

Desde hace mas de 10 anos se estima, en Colombia, el aborto como el tercer problema de salud publica que puede y debe

prevenirse y por lo cual las mujeres no pueden sufrir lesiones, incapacitaciones ni morir. No se trata de defender el aborto

como un método de planificación, se trata del Derecho a “elegir” sin riesgos y ante situaciones extremas. Se parte de la

autonomía como base de la dignidad de la naturaleza Humana y de toda naturaleza Racional, QUE PIENSA, y que cada

mujer enfrentada a este problema tenga derecho a Servicios dignos, seguros y de calidad.

En la vida cotidiana de la sociedad Colombiana, y de las mujeres en particular, existen prácticas abortivas que generan

todo tipo de traumas, acciones indebidas, enfermedades físicas y mentales, muertes, enfrentadas a leyes –normas, que no

siempre se cumplen, con una historia cultural condenatoria, culposa, sancionadora por los valores y doble moral que se

maneja. El ejercicio de los derechos se entrecruza y relacionan íntimamente con la moral, la ética y el Estado de Derecho

que defiende nuestra Constitución desde la implantación de los Derechos Humanos como base legítima de la sociedad

 

3Profamilia, año 2002.

4 Articulo, Bibiana Restrepo, Revista “Mujeres a toda Costa”, Edi N° 3, Fundación CEDESOCIAL, Barranquilla, 2001.

 

civil. La discusión sobre la aceptabilidad o no del aborto en cuanto a decisión tomada por la mujer (que no es lo mismo a

favor del aborto en sí mismo) enfrenta hasta ahora dos grupos de opiniones irreconciliables, esperamos que las distancias

se acerquen muy pronto, veamos:

En contra:

  • La libre decisión es absolutamente intolerable.
  • Una vez fertilizada la mujer está obligada, quiéralo o no, a dejar que se lleve a cabo el proceso de formación del feto

 

que desemboca en el parto, cualesquiera que sean las circunstancias que ello tenga para la mujer, para el nacido.

  • La vida es “sagrada” literalmente, no importa que el nacimiento provoque la muerte de la madre (se trata de salvar al

 

nacido/a

  • La autonomía es negada.

A favor:

  • El aborto es tolerable cuando se asume en circunstancias específicas:

– Cuando la vida de la madre está en peligro.(muerte de la madre- se protegen hijos e hijas huérfanos)

Derecho a la Vida, a la salud y a la integridad.

– Cuando nadie se ocupara debidamente. (violación) Derecho a la dignidad, la autonomía reproductiva y el

libre desarrollo de la personalidad.

– Cuando se sabe de malformaciones fetales. Libre decisión de la mujer. Derecho a la igualdad y a la no

discriminación

– La necesidad de salvar la vida de la madre

La tolerancia cambia según las costumbres y la época

De acuerdo con la Constitución Colombiana de 1991, los cambios culturales, los desarrollos de la ciencia y la tecnología,

han creado nuevas formas de relacionarnos con propuestas de cambios culturales que desde la ética posibiliten el

encuentro, la inclusión y la convivencia en la diferencia, para lo cual tenemos que trabajar la Deconstrucción de principios

tales como:

  • La oposición Vs Intolerancia ->Ignora la libre decisión.
  • Obligación para “todo el mundo”->Ignora la posibilidad de elección legítima.
  • Poseer la “verdad absoluta->Admitir las creencias religiosas e ideológicas como principios relativos.
  • Actitud “Discriminatoria” ->Admitir posibilidades, actitudes, doctrinas, soluciones, de otros-otras.
  • Los argumentos “únicos”->Reflexionar con argumentos y saber escuchar.
  • La imposición de “caminos” para solución de problemas ->Ofrece una visión, admite que hay muchas más.

Así nos enfrentamos a la dualidad entre lo legislado, con un orden político y lo ético con un orden moral en donde las

contradicciones, las preferencias ideales y la práctica real de la convivencia se enfrentan en continuos desencuentros, tales

como las dificultades, que nos señala Savater,5 respecto a la ética como “la explicación ultima de lo que queremos

5 Savater Fernando, diccionario filosófico, Ed Planeta. Barcelona, 1995. Pag 141

 


Continuando con Savater, es necesario “desjudicializar” la moral si queremos profundizar en ella, resulta imposible de

cierto modo, disociar la reflexión moral de las aspiraciones políticas o los planteamientos jurídicos pero no podemos

confundir unos con otros.

La ética o moral se ocupa en ultimas, de la administración que cada cual hace de su vida-por su propio bien-es

fundamentalmente íntimo, la conciencia de cada cual- (desde la renuncia a la sanción y a la violencia) Si desconocemos

esta doble actitud que enfrenta lo ético y lo político, caemos en el terreno de una moral individual que establece normas

“absolutas” (desconoce al sujeto singular) impidiendo el diálogo, el desarrollo de legislaciones, la libre Opción, la

innovación, la creatividad, el ejercicio de las diferencias, crea así, una sociedad hipócrita, temerosa, violenta y sobre todo

trasgresora del orden establecido a pesar de los peligros a los cuales se exponen diariamente las mujeres que abortan.

Es preciso que las mujeres fortalezcamos la dignidad como personas, como pensadoras, como actoras, capaces de decidir

por si mismas, en la medida en que la legislación acepte la legitimidad de nuestra reproducción, de nuestra sexualidad,

vamos dando cuenta del espacio posible de encuentro con el otro, con los otros en su legitimidad y no en su negación. El

deterioro de las condiciones de vida, no se resuelven con la negación, sino con acuerdos de convivencia que permitan usar

los conocimientos para recuperar el bienestar perdido.

La ética entendida como nuestro compromiso voluntario a partir de un determinado contexto social, familiar, histórico,

con ciertos valores que permiten tanto nuestra realización personal, como la convivencia y el desarrollo de la comunidad a

la cual pertenecemos, apunta a la igualdad de libertades civiles, de acuerdo con el reconocimiento del otro y de la otra en

su diferencia, la dignidad humana, la solidaridad y el respeto, se convierte en una herramienta que fortalece posibilidades

jurídicas para reclamar los Derechos y normatividad política-social con el fin de que se cumplan.

Finalmente la visión de lo ético se entrelaza con lo estético, como afirma Foucault 6

“vivir bien-una bella vida, pues la vida

buena es también la vida hermosa”. Es preciso la reconciliación estética del ser humano con su deseo-cambio permanente-

, la ética está vinculada con nuestro mas apasionante interés, el de vivir bien, al igual que el arte, nuestra vida individual

está comprometida consigo misma a dar sentido racional a la libertad-arte de manejar, orientar y justificar el uso de

nuestra libertad por lo que está vinculada a un “querer”” de bien-estar.

6 Citado por Fernando Savater en el Diccionario Filosófico, Pag 153.

 

Según Maturana, lo humano surge 7 en la culturización del Homo sapiens, no antes” por lo tanto cualquier ética

humanista que adoptemos debe contener el deseo de auto-afirmarnos en nuestro ser, auto-confirmarnos con logros de

auto-promoción para mejorar nuestras posibilidades. Por lo tanto “vivir una vida que tenga dimensiones de plenitud o de

“auto contento suficiente” (amor a uno mismo y una misma). Eso es lo que tanto anhelamos las mujeres, el derecho a

decidir nuestro destino, nuestra sexualidad, nuestra reproducción, libre, sana, bella, como expresión de la conciencia de la

armonía y congruencia de toda la existencia